miércoles, 9 de diciembre de 2009

Todo lo consigo aquí, soy el Mercado Central





Yo tengo de todo; nada me falta. Y cuando digo todo, me refiero a cualquier artículo, olor, artefacto, alimento, tela, grano, animal, textura, forma, ruido y un sinfín de cosas que solo yo soy capaz de ofrecer a ticos, nicas, colombos, mexicanos, canadienses, europeos, gringos y demás friends que me visitan every day (algo he aprendido en tantos años).

Mi nacimiento

Siempre he tenido gran tamaño, soy toda una manzana de pura hermosura y esplendor entre las avenidas 0 y 1 y las calles 6 y 8 desde el 23 de marzo de 1880.
Empecé con locales pequeñitos, que contaban su negocio en puras pesetas y céntimos. Los que tenían caja registradora eran los de más platilla. En cambio ahora, ¡cómo han cambiado esas máquinas! Casi que trabajan solas. La gente no paga ni con monedas ni con billetes, solo con esas tarjetas de colores que dan los bancos, las de crédito y otro montón más. Yo, la verdad, no me acostumbro. Aunque si lo pensamos, es bueno, porque hay mucho turista que nunca anda efectivo. Con eso vamos de a poquitos, porque no todos los puestos pueden darse el lujo de aceptarla.
Tampoco sería tan bueno para mí, porque mi gran atractivo es rescatar las tradiciones. Yo ofrezco cosas que la gente no encuentra en otro lugar.




Pura historia, mucho sabor

Los olores de mis pasillos siempre han sido diversos y muy particulares, expedidos por las rosas, margaritas, camelias, jazmines, romero, pimienta negra, blanca, colorada, albahaca, miel de abeja, miel de ayote, jaleas, queso tierno y agrio, natilla, pescado, calamares, pollo, cuero de los puestos de artesanos, alimento para perro, gato, conejo y gallinas, chicharrones, olla de carne, carne en salsa, chuleta, pollo frito, papas fritas, yuca frita, ceviche y la papa aún con tierra de los puestos de verduras. A todo esto hay que agregar los olores de los productos añejados, basureros, pescado fresco en baldes, piso húmedo, cloro, desinfectantes, ropa nueva y usada, perfumes, esencias, clavos de olor, curry, maní garapiñado, maní con sal, maní con cáscara, y el inconfundible olor de los vendedores impregnados del aroma de sus productos y el sudor rancio de tan ajetreada labor.
Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado trabajo sin descanso y valga decir que soy muy buen vendedor.
¿Cuántas de esas se lleva? ¡Pase adelante! ¿Qué le vendo? ¡Lleve la olla de carne! ¿En qué le puedo ayudar? ¿Qué busca? ¿Qué necesita? ¡Pase con confianza! ¿Cuántos le envuelvo? ¿Cuántos se va a llevar?
Lléveselo: fresco, añejo, barato, de a dos, por montón, en promoción, recién hecho, muy rico, nuevito, envuelto, para comer acá o para llevar, solo o acompañado, se va el 31… llévelo para hoy… se va… se va.

Los personajes, ida y vuelta
En la famosa verdulería “La Esquinita”, Jairo Gadea se la pasa atendiendo clientes y sacando tiempo para dar señas y direcciones a los que preguntan por otros puestos y ventas de algo en particular del Mercado. Como 100 veces al día escucha personas preguntando direcciones, pero Jairo me dice que está muy acostumbrado y se ha vuelto parte de su trabajo. Si a como preguntan compran algo, me dice, las cosas serían realmente diferentes.
La verdad es que soy un completo laberinto, pero eso me da más aire de misterio e invita a los extranjeros a curiosear. Aunque los ticos son bastante curiosos también, y se la pasan entrando y saliendo todo el día.
Incluso me encuentro más de un colado vendiendo ilegalmente; por mí no hay problema; lo que pasa es que lo vendedores ambulantes de limpiones, ropa, comida y demás cosillas, le quitan compradores a los puestos que sí tienen permiso dentro del Mercado.
También están los extranjeros como Roberto, que me visita cada año. Él viene de Estado Unidos y le encanta pasar a saludar. Roberto me dice que he cambiado porque ya no me cuidan tanto, dejan que me ensucie fácilmente y no hacen nada por repararme pronto, a pesar de que soy todo un Patrimonio Nacional desde 1995, cuando me obsequiaron tal condecoración.
Doña Sonia Corredera es una de mis vendedoras más chineadas. Tiene a su cargo La Flor de América. A Sonia la pone triste que por las noches, muchas flores quedan en el basurero porque se marchitan y nadie las compra.
Les voy a confesar que el suyo es mi pasillo favorito; además, el que huele más rico.
Pero si de direcciones se trata Sonia es tan experta como Jairo. Con decirles que la han llamado por teléfono para que busque una pescadería y les diga dónde está. Pero eso ya es vagabundería de la gente.




Para no perderse en cuatro esquinas

Las direcciones las doy en inglés y español, y en la de menos hasta sorprendo con italiano y alemán. No importa si es a la vuelta de la esquina, doblando a la derecha o a la izquierda, subiendo o bajando, a la par de las gallinas, detrás de la olla de carne o dos después de las sandalias de cuero, la gente siempre encuentra el lugar que busca.
Sé de memoria cada puesto, con nombre del dueño, cantidad de mercadería, qué vende, qué regala, qué compra. Si tiene o no cambio, caja registradora o cámara de seguridad, como Don Luis.
En cuanto a las principales entradas que reciben a los curiosos, les cuento que en la suroeste pueden encontrar la muy conocida y deliciosa Soda Ticolo, con buena comida colombiana. También está la Tienda Carvia, con ropa de todo tipo y por supuesto souvenirs (ahí está el negocio en estos días). Y no pueden faltar Doña Flor, Doña Margarita, Don Misael y Doña Ortensia, mis queridos chanceros, que tienen su buen tiempo de acompañarme y darle suerte a más de uno con los números.
Por la entrada noroeste están los revendedores de lotería, ¡bandidos esos! La compran a los chanceros oficiales y la venden más cara y, como hay más de un aficionado al juego, pues se los pagan. En esta entrada también están los teléfonos públicos. Y no nos olvidemos de la dedicatoria a don Luis Alberto Monge. Data del 19 de marzo de 1984 y dice algo como: “Por su amor a la patria, al obrero, al campesino y al humilde. De vendedor de tabaco en este mercado a presidente de la República”... eso dice, la pueden ir a ver.
La esquina sureste tiene más chanceros y ¡qué rico!: ahí está Café Moka, con su delicioso olor y venta de maní, granos, semillas, chocolate, dulce y café, mucho café en grano, en polvo, ya acaramelado. ¡Ah! y por este lado encontramos un par de tiendas con sus extravagancias juveniles y alocadas.
En la cuarta y última de mis entradas principales me encuentro un negocio que tiene ya sus buenos años. La familia Neilly es la que se ha encargado de heredarlo por muchos años. Me refiero a la joyería y relojería “El Buen Gusto”. David Neilly, con tan solo 27 años, ya es todo un jefe y, por cierto, si se acuerdan que hay un lugar llamado Ciudad Neilly de camino a Golfito, es porque precisamente de ahí es originaria esta familia.



Todo es cuestión de turistear
Si me preguntan cuál es mi época favorita, respondo que Navidad. Porque me llenan de colores, luces, pasitos y, por supuesto, los ingredientes de los deliciosos tamales. Hojas de plátanos, pimienta, masa, mecate para amarrar y todo lo que necesite una cocinera para crear las recetas navideñas. Y no se me puede pasar que también están los queques navideños, conocidos por su toquecito de licor. Para eso, ofrezco frutas, pasas, higos en almíbar o azucarados y todo lo que se necesite.
Pero de todo lo que le ofrezco a la gente, nadie se aguanta el antojo de un helado de sorbetera. Ya sea que se lo coman ahí mismo o lo disfruten mientras dan vueltas y recorren por los pasillos.



La verdad es que una vez que alguien entra a visitarme o a conocerme, se olvida del resto de cosas que tiene que hacer para darse, una buena perdida entre flores, artesanías, verduras, carnes, gallo pinto, helados, inciensos, adornos de cerámica, caballitos de madera, tortillas con queso, pan casero, guitarras, maracas, escobas, frutas en miel, esencias, gallinas, chanceros, pescaderías, y mucha, pero muchísima otra gente que me llega visita desde muy temprano.
Y si me quieren probar, háganlo, los invito. Pero, eso sí, tienen que saber que tengo 220 puestos o chinamos como le dicen algunos, 33 derechos de paso y recibo como 30 mil visitantes diarios. Saquen el cálculo nada más, para que se den cuenta de lo activo que soy…

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